¿Tendrás tiempo?
Un relato sobre el grande amor de Dios por nosotros.
Cuando te levantabas esta manana, te observaba y esperaba que me hablaras, aunque fuera unas cuantas palabras, preguntando mi opinión o agradeciéndome por algo bueno que te haya sucedido ayer.
Pero noté que estabas muy ocupado buscando la ropa para ponerte e ir al trabajo.
Seguí esperando de nuevo, mientras corrías por la casa arreglándote, supe que habrían unos cuantos minutos para que te detuvieras y me dijeras:
"¡Hola!", pero estabas demasiado ocupado.
Te observé mientras ibas rumbo al trabajo y esperé paciente todo el día.
Con todas tus actividades supongo que estabas demasiado ocupado para decirme algo.
Pero está bien, aún queda mucho tiempo.
Después encendiste el televisor, cenabas, pero nuevamente te olvidaste de hablar conmigo y nada.
A la hora de dormir, creo que ya estabas muy cansado.
Después de decirle buenas noches a tu familia, caiste en tu cama y casi de inmediato te dormiste, no hay problema, porque quizás no te das cuenta de que siempre estoy ahí para tí.
Tengo más paciencia de la que te imaginas.
También quisiera enseñarte como tener paciencia para con otros.
Te amo tanto que espero todos los días por una oración, un pensamiento o un poco de gratitud de tu corazón. Bueno, te estás levantando de nuevo, y otra vez esperaré sin nada más que mi amor por tí, esperando que en el día de hoy me dediques un poco de tiempo.
¡Que tengas un buen día!
Tu amigo Jesús...