VIDA Y OBRA DE SANTA MARGARITA MARIA DE ALACOQUE
Nació Santa Margarita María en Verosvres de la Borgoña, en el centro de Francia (entonces región de España) un 22 de julio de 1647 y entrega su alma al Señor en el Convento de Paray-le-Monial , de las Hermanas de la Visitación, lugar en donde había tomado sus hábitos , el 17 de octubre de 1690.
Fue una niña dulce y amable, de extrema pureza y corazón bondadoso e hizo su primera comunión antes de los 9 años. Tenía 2 hermanos. Poco después cae en un estado de enfermedad tan deplorable que pasó alrededor de cuatro años casi sin poderse mover. "Los huesos me rasgaban la piel por todos lados".
En esta situación decide hacer un voto a la Santísima Virgen, para ser una de sus hijas y Ella: " se adueña de tal modo de mi corazón, que me gobernaba como consagrada a ella, reprendía mis faltas y me enseñaba a hacer la voluntad de Dios". Asimismo el Señor había permitido que ella conservara su inocencia bautismal, su candor e inocencia.
La pérdida de su padre y las angustias de su madre la urgieron (por presión familiar) a tratar de encontrar un buen partido para aliviar la situación familiar que era insostenible. Su espíritu lucha entre una vida mundana y su impulso a vivir un voto de perpetua castidad.
Pero el Señor tiene para ella otros planes y prepara a la joven para su "altísima misión" con todo tipo de tribulaciones: perturbaciones del demonio, humillaciones y enfermedades, pero también, con admirables favores del cielo: consolaciones, revelaciones y dulzuras inefables en el trato de su Divino Esposo.
Recurre a la Santísima Virgen en sus penas y necesidades y siente su maternal protección. Buscó también en el Santísimo Sacramento su apoyo y consuelo, pero viviendo lejos de la iglesia, no siempre le era posible. El Señor le manifiesta que quiere ser dueño absoluto de su corazón.
Triunfa la vocación religiosa y toma el hábito de la orden de la Visitación (Hermanas Salesas), en el Monasterio de Paray-le-Monial ya que Jesús le dice: "Es aquí donde te quiero". Tenía 24 años y luego de dos meses de ser postulante, profesa el día 25 de agosto de 1671.
Trató de llevar una vida religiosa lo más perfecta posible, en medio de muchas dificultades.
El Divino Maestro le da a entender que su vida estará dedicada al amor de Dios y el amor a la Cruz. La constante presencia del Señor unida al amor de la Santísima Virgen le permitieron sobreponerse a muchas y constantes tribulaciones: su fama de ser una novicia santa le trae humillaciones de parte de sus autoridades religiosas y recibe una amenaza de expulsión. Sufre Margarita y dice al Señor: "¡Ay, Señor mío!, ¿acaso serás Tú la causa de que no me admitan? ".
Pronto Jesucristo le manifestará su Divino Corazón (1673-1675); " Que está tan apasionado de amor a los hombres, que no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndome de ti, y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo"
Su trabajo estaba en la enfermería y su fama de santidad aumentaba por momentos.
Oigamos siempre a la vidente de Paray: " Se me presentó Jesús bajo la figura de un "Ecce Homo", cargado con su cruz, cubierto de llagas y de heridas. Su sangre adorable brotaba de todas ellas, y luego, con voz desgarradora y triste, me dijo: "¿ No habrá, por ventura, nadie que se compadezca de Mí, y que teniéndome piedad, comparta el dolor que sufro en este estado lamentable en que me tienen sumido tantos pecadores? "...
" Aquí tienes el Corazón que ha amado tanto a los hombres, y que no ha perdonado medio alguno de probarles su amor, hasta el extremo de agotarse y consumirse por ellos. Y en retorno, no recibo de la mayor parte sino ingratitud y menosprecio, lo que me amarga mucho más que todo cuanto he sufrido en mi pasión. Si los hombres me correspondieran, siquiera en parte, consideraría poco lo que he hecho, y desearía, si posible fuera, sufrir más todavía... Pero, ¡ay!, no tienen sino frialdad y rechazos para cada una de las solicitaciones de mi amor. Al menos tú, hija mía, concédeme el consuelo de verte reparar, en cuanto puedas y de ti dependa, esa ingratitud. Participa de mis congojas, y llora por la insensibilidad culpable de tantos corazones".
" ¿ Quieres tú consagrarme tu alma para que en ella descanse mi amor crucificado, que el mundo entero menosprecia?... Quiero que tu corazón me sirva de asilo, en el que me cobije para solazarme, cuando los pecadores me persigan y me arrojen de los suyos... Entonces, con los ardores de tu caridad repararás las injurias que recibo ... ¡Oh, sí!, a pesar del infierno, reinaré por la omnipotencia de mi Corazón."
" El Divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más esplendoroso que el sol, y transparente como un cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una Cruz en su parte superior..."
Escuchemos una vez más sus confidencias: " Primero me recibirás sacramentado tantas veces cuanto la obediencia te lo permita." "Comulgarás todos los primeros viernes de cada mes." "Todas las noches del jueves al viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de sufrir que la muerte". " Te pido que se dedique después de la octava del Santísimo Sacramento, una Fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día, y reparando su honor con un acto público de desagravio, a fin de expiar las injurias que he recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los altares. Te prometo además que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las influencias de su Divino Amor sobre los que den este honor y los que procuren le sea tributado".
" El amor omnipotente de Corazón concederá a cuantos comulgaren nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia de la penitencia final; no morirán en mi desgracia ni sin recibir los santos sacramentos, porque mi Corazón les será asilo seguro en este último momento."
El lo ha dicho: "La revelación de su Corazón, es la segunda y la suprema redención del mundo, el último y decisivo esfuerzo de su caridad."
"Son numerosas las promesas del Sagrado Corazón a quienes rindan culto a su Divino Corazón."
La Santa pasó el resto de su vida como Maestra de novicias, y contestando la numerosísima correspondencia que recibía y que con tanto esfuerzo agotador le costaba cumplir.
Numerosos sufrimientos físicos la acompañaron, y vivió el dolor con inmenso deseo de reparación, luchando para que sea aceptada esta nueva devoción, teniendo la permanente presencia del Señor.
Su autobiografía debería tratar de ser leída por todos los fervorosos devotos del Sagrado Corazón.