Mi mejor regalo:  La Oración


El mundo moderno y su convulsionado estilo de vida en ocasiones nos alejan de lo verdaderamente trascendental. El activismo parece contrario a la calma de un momento de oración, son como incompatibles. Sin embargo, aquellos que aceptamos la fe sabemos que el trabajo cotidiano y la oración en justa unidad son ofrenda agradable al Dios que nos ama.

Es famosa la frase de San Benito, el abad, "ora et labora" (ora y trabaja). Es sin lugar a dudas una afirmación que nace de un corazón que supo integrar su vida en Dios-Amor. Sí, integrar, este término adquiere un sentido importantísimo en nuestra relación con la Trascendencia, pues Dios quiere ponernos en comunión con todo lo que somos, pues Él ama todo de nosotros. 

velas-cruzHace algún tiempo me topé con una definición de lo que es la oración, es preciso decir que nunca antes encontré una definición tan trascendentemente encarnada. Dicha definición reza así: "la oración nos ayuda a estar en presencia de Dios con cuanto somos y tenemos: nuestros miedos y ansiedades; nuestra culpa y nuestra vergüenza; nuestras fantasías sexuales; nuestra avaricia y nuestra ira; nuestras alegrías, éxitos, aspiraciones y esperanzas; nuestras reflexiones, sueños y vagabundeos mentales; y sobre todo, nuestra familia, nuestros amigos y nuestros enemigos: en suma, todo cuanto hace de nosotros lo que somos. Con todo esto tenemos que escuchar la voz de Dios y permitirle hablarnos en cada rincón de nuestro ser". 

Esta gran verdad que puede resumirse en integralidad es fruto del camino espiritual de Henri Nouwen, sacerdote holandés. Así entendí que Dios me quiere en todo, sin condiciones, sin juicios crueles. Dios no quiere oraciones desencarnadas, ni conversaciones previamente escogidas, aún en aquello que más nos avergüenza Dios tiene piedad y sabe como sanarnos.

Integrar nuestra vida es la base que lo primordial, escuchar la voz de Dios y permitirle iluminar cada recoveco de nuestro ser, aún el más oscuro. Por eso y por más, sé que lo mejor que puedo ofrecer, es una plegaria sincera. La ayuda material es oportuna y en casos particulares necesaria, pero bien sabemos que parte de nuestros problemas se deben a carencias espirituales y no materiales, y esas, las espirituales se sanan con la oración y la vivencia asidua de los sacramentos.

La comunión con los demás y con nosotros es don inestimable del Altísimo.

Posted 13th June 2011 by Gustavo Enrique