Bienvenido Espíritu

images1  Bienvenido, Espíritu. ¡Eres tú! 
  Pasa, no te quedes a la puerta. 
  Pasa hasta la sala de estar. 
  Toma asiento, vamos, con toda confianza.

  No sabía si vendrías.
  Lo esperaba, bueno, lo deseaba, 
  pero dudaba: 
  pensaba si serías sólo para los importantes,
  los sabios, los santos, los perfectos...

Veo que vienes a todas las casas, las grandes y las pequeñas. 
Tenía esperanza, pero a veces me asaltaba la duda. 
¿Vendrá también a mi casa, tan pobre, tan pequeña? 
No sabes cuánto me alegro.

Has venido, ya estás aquí.
No eres un lujo, ni un regalo caro.
Has venido y estamos aquí juntos.
¡Casi no me lo puedo creer! 
Me emociona que estés aquí, 
los dos juntos, mano a mano. 
Te enseñaré mi casa, ¿quieres? 
Está un poco abandonada, ya lo ves.
Quiero renovarla, de arriba a abajo. 
Contigo lo haré perfectamente.
¿Para cuánto tiempo vienes?
¡Ojalá te quedes mucho rato!
Tenemos tanto que hablar
Puedes quedarte todo el día,
y mañana, y pasado mañana,
¡Ojalá no te vayas nunca!
¡Ojalá no te eche nunca!
No te vayas aunque te eche, te lo suplico.
Dicen que Tú haces profetas.
No sé bien lo que puede ser eso, pero lo intuyo.
Hombres que nunca están quietos.
Mujeres que rompen moldes
y no repiten la historia.
Siempre andando en busca de lo nuevo
más allá de los senderos trillados.
Dejarlo todo, superarlo todo, darlo todo
Y abrir caminos.
Estoy un poco lejos de esas maravillas
con esta casa tan abandonada.
Pero si Tú has venido
pensarás que ha llegado el momento.
Me gustaría.
De verdad que me gustaría, ¡te lo juro!